Las matemáticas son complejas pero no difíciles si se enseñan y se aprenden bien. Sin embargo, la injusta y mala fama de esta asignatura se ceba especialmente con las niñas. La última edición del informe PISA -el informe internacional que evalúa al alumnado de 15 años- reveló que el rendimiento en matemáticas es mayor entre los chicos que en las chicas, algo que ocurre no solo en España sino en la mayoría de los países. Ni ellos son más listos ni están más capacitados que ellas. El problema es que las chicas, por sesgos de género, son más propensas que los chicos a sufrir angustia ante las matemáticas. Tanto que el 21% siente ansiedad ante esta materia tan fundamental en los currículos.
La brecha de género con esta asignatura comienza en primaria, continúa en secundaria y persiste en la educación posobligatoria y en la universidad, según confirma un nuevo estudio del centro de políticas económicas EsadeEcPol, titulado ‘Mujeres en STEM. Desde la educación básica hasta la carrera laboral’.
En 4º de primaria (10 años), las niñas tienen un 15% menos de probabilidades que los niños de que las mates sean su asignatura favorita
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Las matemáticas -mejor dicho, el atragantamiento de las matemáticas- llevan un tiempo en la agenda política. El pasado mes de enero, el Gobierno anunció un plan de refuerzo para revertir los malos datos que PISA arrojó sobre el aprendizaje de las matemáticas, con solo un 6% de los estudiantes en los niveles de la excelencia y un 27% en la insuficiencia.
No se consideran buenas estudiantes
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El informe de EsadeEcPol asegura que en 4º de primaria (10 años), las niñas tienen un 15% menos de probabilidades de considerar que las matemáticas son su asignatura favorita que los niños. Convencidas de que son aburridas y difíciles, tienen un 9% menos de probabilidad de considerarse buenas estudiantes en esta materia.
El estudio de EsadeEcPol confirma que con 15 años (4º de ESO), la ansiedad (que se puede traducir por angustia y que no hay confundir con sufrir un problema de salud mental como el trastorno por ansiedad) ataca con más fuerza a las niñas que a los niños en lo que a matemáticas se refiere. Un 21% de las alumnas asegura que se sienten nerviosas o desesperanzadas cuando se enfrentan a un problema matemático.
Las chicas son solo el 36% en el grado de Matemáticas, el 26% en Física y el 13% en el de Informática; datos peores que hace 30 años
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Lejos de difuminarse, la brecha de género persiste en la educación posobligatoria. En bachillerato, la presencia de chicas en las ramas científico-técnicas es considerablemente menor. En la universidad, no llega a la mitad la presencia de mujeres en los grados científicos y tecnológicos, conocidos con las siglas STEM. En el grado de Matemáticas, la presencia femenina es del 36%. Más bajo es, incluso, en otros estudios como Física (26%), Telecomunicaciones (23%) e Informática (13%). Los datos eran más altos hace tres décadas. En 1990, las estudiantes de las facultades de Matemáticas suponían el 51% y las de Física, el 31%.
El patrón se repite en las matriculaciones de los másteres. En el de Matemáticas y Estadística, ellas no superan el 25% y en los de Informática se quedan en el 23%.
En el caso de la Formación Profesional (FP), la brecha de los estudios STEM se convierte en abismo tanto en la FP media como en la superior. La proporción de hombres/mujeres es de prácticamente 9 a 1.
El porcentaje de mujeres con empleos STEM en España es del 5% frente al 13% en los hombres
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Las ocupaciones STEM son las que, habitualmente, están relacionadas con mejores sueldos. El informe de EsadeEcPol confirma que la brecha continúa una vez que el alumnado se gradúa y comienza su vida laboral. “A los 15 años, la probabilidad de aspirar a tener una profesión STEM con 30 años es un 12% menor para las chicas que para los chicos, una brecha que no varía al tener en cuenta el nivel de rendimiento”, explican los autores del informe, la economista Lucía Cobreros, el director adjunto de EsadeEcPol, Jorge Galindo, y la directora de Proyectos de la institución, Teresa Raigada.
Vida laboral
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El estudio de EsadeEcPol asegura que el porcentaje de mujeres en una ocupación STEM sobre el total de mujeres ocupadas en España solo llega al 5% mientras que en los hombres alcanza el 13%. A pesar de todo, aquí hay una buena noticia dado que en 2001 el porcentaje de mujeres eran del 3%. “Nuestro análisis indica que las mujeres que han completado un grado STEM tienen, cinco años después, casi un 3% menos de probabilidad de trabajar en una ocupación STEM que sus homólogos masculinos”, concluye el informe.
‘Mujeres en STEM’ realiza algunas recomendaciones para revertir la brecha de género desde primaria. Entre ellas, “eliminar los sesgos de género de los currículos y los materiales”, así como dotar al profesorado de herramientas docentes para impartir una educación STEM que minimice los sesgos. La dimensión socioafectiva del aprendizaje es, según la ciencia, un aspecto determinante que explica la desmotivación y el bloqueo ante la asignatura.
La discalculia es un trastorno clínico que afecta a un porcentaje muy pequeño del alumnado (entre un 2% y un 6%) y que implica tener nula capacidad para el razonamiento matemático
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Con indiferencia del sexo, las matemáticas son perfectamente accesibles a todo el mundo, a no ser que el estudiante sufra discalculia, un trastorno clínico del aprendizaje que conlleva, entre otras consecuencias, comprender mal los números y el significado de los símbolos matemáticos, tener nula capacidad para el razonamiento matemático y sufrir serios aprietos con el cálculo mental.
La discalculia, un trastorno con base neurobiológica y genética y que a veces está asociado a alguna otra alteración del neurodesarrollo, puede afectar a un porcentaje de la población estudiantil que varía entre el 2% y el 6%, según un artículo publicado en la Revista de Investigación y Evaluación Educativa de la Universidad de València.