Barcelona vivirá los próximos 12 años “la transformación del siglo”: Jaume Collboni ha convertido su primera conferencia anual ‘L’alcalde respon’ en un ejercicio de máxima confianza en el futuro. Un optimismo olímpico, a la altura del “cambio histórico” que ha sostenido que ya vive el área metropolitana sin darse cuenta, gracias a una lluvia de millones en obra pública.
El líder socialista ha estimado que Ayuntamiento, Generalitat, Estado y demás administraciones invertirán más de 10.600 millones de euros hasta 2035, la mayoría en ampliaciones de infraestructuras de movilidad y reformas urbanísticas. “Y sin necesidad de un acontecimiento internacional”, ha defendido. A modo de comparativa, ha recordado que la inversión pública y privada para Barcelona’92 fueron 13.500 millones de euros.
Ha sido la idea central de su intervención este jueves en el Disseny Hub de Barcelona, escenario al que ha trasladado un encuentro organizado por el Col·legi de Periodistes de Catalunya desde 1983 y que usualmente se celebra en la sede de la entidad. Ediles de la oposición han escuchado el discurso de Collboni y el esperado turno de preguntas posterior, mucho más centradas en los pactos políticos y presupuestarios que se le resisten al alcalde. Ada Colau y Elisenda Alamany, socias potenciales, no han acudido. Tampoco Daniel Sirera. Sí estaban en las primeras filas dos exalcaldes, Xavier Trias y Narcís Serra, y una legión de altos cargos socialistas en el consistorio y más allá.
“Soy un hombre feliz porque tengo el mejor trabajo del mundo”, ha soltado como arranque, al presumir de los “frutos” de los 250 días que lleva como alcalde. “La ciudad recupera el pulso tras años complicados”, ha sostenido Collboni, que ha reclamado al tejido social “patriotismo” barcelonés. Tras elogiar la “responsabilidad” de PSC al pactar los presupuestos del Govern, que calcula que aportarán 650 millones de euros a la ciudad, se ha proclamado “convencido” de lograr aprobar las cuentas municipales el próximo 22 de marzo. ¿Cómo? “Acuerdos, acuerdos, acuerdos”. “No nos levantaremos de la mesa hasta lograrlo, negociaremos hasta la extenuación”, ha dicho. Si bien rechaza que el pacto en el Parlament determine el del Ayuntamiento, ha reconocido que “un clima de acuerdo ayuda”.
Grandes obras a la vista
[–>
El secreto de la abultada inversión pronosticada son los trabajos ferroviarios, que no dependen directamente del consistorio. Coincidirán en la próxima década actuaciones de gran calado como la continuación de la L9 del metro, la conexión de FGC entre plaza Espanya y Gràcia, el estreno de la estación de la Sagrera y la puesta al día de Sants Estació. Y, menos presente en el imaginario colectivo pero vital para la economía catalana, el acceso ferroviario de mercancías al Puerto de Barcelona para sacar de las autovías unos 2.300 camiones al día.
A ello hay que sumar grandes proyectos que “caminan desde hace tiempo”, ha reconocido, como la ampliación de la Fira de Barcelona en l’Hospitalet y la reforma de la plaza Espanya. O la dinamización del 22@ norte, donde proliferarán oficinas y vivienda, igual que en la antigua fábrica Mercedes-Benz. También incluye el Mercat del Peix previsto para 2027, el nuevo hospital Clínic en el extremo de Zona Universitaria e incluso el impacto económico de la Copa América. Todo ello, calcula el consistorio, afectará a 5,5 millones de m2 en la capital y generará una actividad económica capaz de crear 175.000 puestos de trabajo. A remolque, empuja al Govern catalán a ampliar la red de metro con la prolongación de la L2 hacia Montjuïc y de la L3 hacia el Baix Llobregat.
Los proyectos para este mandato
[–>
Collboni ha detallado que proyecta un Plan de Inversiones Municipal (PIM) 2023-2027 “muy ambicioso de 2.829 millones de euros, que podrá gastar a lo largo del mandato si logra sacar adelante los cuatro presupuestos. Mil millones serían para mejoras en la vía pública y cerca de 800, para equipamientos de barrio. Con esta dotación ha anunciado que quiere reformar la avenida Meridiana hasta Fabra i Puig, la calle Balmes y el paseo marítimo de la Mar Bella. Además, el PIM prevé cuatro nuevas bibliotecas, tres guarderías y seis polideportivos, actualizar cuatro mercados y también el rescate del abandonado Teatro Arnau, cuya rehabilitación había quedado en el aire.
En la enumeración hay ausencias significativas, principalmente proyectos liderados por el equipo de Ada Colau. Es el caso de la unión de tranvías por la Diagonal hasta Francesc Macià, que deja para el siguiente mandato, o la pacificación de la Meridiana hasta el puente de Sarajevo. Tampoco ha entrado a detallar cómo aterrizará promesas electorales socialistas, como la creación de 30 nuevos interiores de manzana. Otro desaire a los Comuns ha sido avanzar que en breve anunciará una propuesta de revisión de la reserva del 30% para vivienda pública, un cambio que la exalcaldesa justo había presentado por la mañana como una de sus líneas rojas para pactar.
Ha esquivado valorar los choques programáticos con los Comuns y responder si se vería gobernando con Ada Colau de nuevo. “No es una cuestión nominalista ni de personas, va de orientación política”, ha dicho. Pese a haber vinculado en Navidad un pacto presupuesto y político, ahora ha regresado a su esquema inicial: “Es de sentido común que primero abordas las prioridades y luego las fórmulas de gobierno”.