Pere Romeu (1993, Barcelona) será el próximo entrenador del primer equipo femenino del FC Barcelona. El sucesor de Jonatan Giráldez sale de su mismo ‘staff’ y estuvo tres años en el fútbol formativo masculino azulgrana.
Tras pasar por el fútbol base del CP Sarrià i de L’Hospitalet, el técnico catalán llegó a la Masia -donde estuvo tres años- en julio de 2017, como segundo entrenador del Benjamín C. Jordi Roura, Aureli Altimira y Marc Serra apostaron por él y fue escalando hasta el Cadete A, siempre como segundo.
Romeu fue, tanto en el Cadete B -primero- como en el Cadete A, el segundo de Sergi Milà, ahora coordinador del fútbol 11 azulgrana, un “padre futbolístico” para él. Juntos entrenaron a la generación del 2004, considerada como una de las mejores, a nivel histórico, en la Masia. La de Gavi, Ilias Akhomach, Ángel Alarcón o Aleix Garrido, entre otros.
En 2020, y en medio de la pandemia, puso punto y final a su etapa en el fútbol formativo, pero no en el Barça. Se marchó a Rumanía, como segundo de Rubén de la Barrera en el Viitorul Constanta, durante un año. Y volvió al club con un reto mayúsculo.
“Un crack” del análisis y la táctica
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Lo fichó, en verano de 2021, Jonatan Giráldez -que cogió el testigo de Lluís Cortés- para su nuevo ‘staff’ en el Barça femenino, que acababa de lograr la primera Champions y un triplete histórico. Desde su llegada el equipo ha conseguido siete títulos, como la Copa de Europa de Eindhoven.
En el cuerpo técnico del vigués no hay segundos ni terceros. Tanto Pere Romeu como Rafel Navarro -el otro finalista en el casting de la dirección deportiva para elegir al nuevo entrenador- son asistentes de ‘Jona’, están al mismo nivel y participan en la toma de decisiones de igual forma.
Pere, “un crack del análisis y de la táctica, además de una excelente persona” ve los partidos en lo alto de la grada, junto a los analistas. Es un “gran estudioso” de las jugadoras, los equipos y los partidos, está especializado en el análisis de vídeo y destaca por su relación cercana con las jugadoras. El Barça está en buenas manos.