The Internet has recently given a name to the adolescent addiction to cosmetic products: ‘cosmeticorexia’. The dermatologists warn that girls and adolescents are coming to their consultations (mostly girls and some very small, up to 10 years old) who use anti-aging, anti-sagging, eye contour or dark circles creams that no one has prescribed for them. “Are wrong treatments for your skin who follow inappropriate recommendations from ‘influencers’,” he points out. Anna Lopez, dermatologist of Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).
These recommendations, without any type of scientific evidence, They find them in the social networks, especially on Tik Tok and Instagram, in videos and posts by fashion influencers. In some cases, the use of these products (especially from nutritional creams) can cause acne and skin irritations.
“Son niños con pieles normales y que, por ponerse cremas nutritivas, grasas, sufren la aparición de acné”, afirma esta dermatóloga, quien avisa de que se trata de un problema “absolutamente post-pandémico”. “A raíz del covid, ha habido un auge del uso de las redes sociales: se han convertido en un lugar de consulta cuando se tiene una duda cosmética”.
“Rutinas” de cuidado
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Los menores que llegan a las consultas de dermatología, además, utilizan palabras que oyen a las ‘influencers’. “Hablan de rutinas de cuidado de piel. Hay un exceso de uso de productos que no necesitan y una preocupación excesiva por el aspecto físico”, señala López.
“Nos preocupa porque es una falta de aceptación de cómo es cada cual y se puede caer en la dismorfofobia”, un trastorno según el cual la persona que lo padece crea que un pequeño defecto es algo mucho más grave o incluso llegue a imaginarlo. “El filtro de Instagram está muy bien, pero una crema no va a hacer que nos parezcamos a ese filtro”, reflexiona la dermatóloga.
Además, a su consulta también llegan adolescentes que siguen dietas sin gluten o que han disminuido los azúcares y las grasas porque han leído que eso es bueno para la piel. “A un adolescente sano no hay que limitarle ningún alimento. Hacerlo por su cuenta, además, tiene riesgos”, dice López.
“Obsesión” con la piel
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Asegura que muchas veces hacen estas cosas porque lo han oído o se lo han recomendado “en chats”. “Y la mayoría de las veces no hay ninguna evidencia científica de que esto vaya bien. Hay una obsesión con el tema de la piel, como forma de presión estética. Un interés excesivo en ser perfectos”, reflexiona.
Estas adolescentes que por su cuenta deciden dejar el gluten, o bajar los azúcares y grasas consumidos, no siempre tienen un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). En los casos en que no sufren una anorexia o una bulimia, los dermtólogos intentan explicarles la verdad: que no hay ninguna evidencia de que deban restringir estos alimentos. López cree que este “cambio de intereses” en niños y adolescentes viene “probablemente” inducido por el uso masivo de las redes sociales. “No podemos decir que están todos enfermos, pero creo que hay un cambio en sus intereses, y en concreto un interés muy focalizado hacia la estética”, concluye.