That Sigourney Weaver collect the Goya International award this year coinciding with the events of the Day of Women and Girls in Science It can’t be more than a happy coincidence. Today’s teenagers have numerous references in reality and fiction of what it means to be a scientist, be it an astronaut or a conservationist, never enough but a good handful. Many of these girls who are beginning to plan their professional future can think about scientific careers because women who have gone before them have broken their glass ceilings and culture has multiplied the stories and characters in which they can look at themselves to begin to assess whether they see themselves in those roles in the future, if they connect with any of those vocations. The girls who participate these days in one of the numerous activities that are organized throughout the territory to bring science closer to their lives, with the help of women of reference in their professional fields, a living example of what they can become, will not they know that These women barely had anchors and models when they decided on their careers.
I return to Sigourney Weaver, the queen of science fiction, for years, since her iconic role as Ellen Ripley in ‘Alien’ in 1979. And the actress gave an entire generation of women the first standardized model of a woman in space, an astronaut, when the first NASA traveler was chosen that same year to make a dream come true that only the USSR had been able to fulfill. with Valentina Tereshkova and it would be another woman, feminist activist Sally Ridewhich would enter the honor roll in 1982. In an episode of the popular series ‘The last of us’, the young protagonist comments that she would have liked to be an astronaut like Sally Ride, and that moment on television triggered searches for Google, dusting off the name of a great, unjustly forgotten, science.
La Ellen Ripley de Sigourney Weaver había sido dibujada en el guion como un hombre, pero al final se decidió que el papel fuera para una mujer. En aquellos momentos, más de una adolescente que luego se convertiría en ingeniera vio por primera vez recogida en los medios de comunicación la recreación de su profesión ejercida por una mujer.
Weaver se ha ganado un premio por su trayectoria el año del Me Too en cine español, el del empoderamiento femenino, y tiene mucho de empoderamiento su otro gran papel mítico, encarnando a la gran Dian Fossey en ‘Gorilas en la niebla’. En 1988 la primatóloga había sido asesinada, presuntamente a manos de de cazadores furtivos, pero la adaptación de su vida al cine permitió que su legado creciera como la espuma: la película fue un éxito internacional que llegó a los Oscar, un aliento para la investigación de los gorilas de montaña y un espaldarazo al papel de una científica brillante, que pudo ser representada con toda su humanidad y su carácter y que aún hoy en día se explica en talleres educativos para potenciar vocaciones de mujeres. Su legado, a través de la Dian Fossey Gorilla Fund, creció con el apoyo de otra fundación benéfica de Ellen de Generes que impulsó un campus de investigación y turismo sostenible para perpetuar el trabajo de preservación de una especie que sin la mediación de Fossey se habría extinguido hace ya más de veinte años.
Varias jóvenes que ahora trabajan en la fundación africana y que se han formado en universidades de Rwanda reivindican estos días la pasión que las mueve en la conservación de los animales, una pasión que prendió al conocer la historia de una mujer admirable, y apuntan la importancia de tener a tu lado mentoras y consejeras que van unos pasos por delante, en esta carrera de relevos para que los techos de cristal que se rompen no se vuelvan a cerrar sobre las mujeres.