El único debate electoral para las elecciones gallegas del 18 de febrero al que se ha comprometido a asistir el candidato del PPdeG, Alfonso Rueda, ha dejado con nitidez dos propuestas radicalmente distintas. El actual presidente de la Xunta vendió estabilidad y propuso evitar “el barullo” de un Gobierno formado por varios partidos. La izquierda, en cambio, se conjuró para prometer abrir un tiempo nuevo y poner fin a 15 años de mandatos “sin ambición” de los conservadores.
La confrontación dialéctica se mantuvo bastante encorsetada durante el arranque y hasta el final del segundo bloque. En ese momento, cuando la candidata del BNG, Ana Pontón, le echó en cara a Rueda su foto en una manifestación de Galicia Bilingüe en 2009, el presidente le replicó acusando a los nacionalistas de querer imponer una educación monolingüe en gallego. En la última parte del debate los intercambios directos e interrupciones fueron más frecuentes.
La propuesta estrella de Rueda se centró en nuevas rebajas en le impuesto de sucesiones; mientras que el candidato del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, y Pontón coincidieron en prometer la gratuidad de la AP-9 y, en el caso del socialista, también de la AP-53. La representante de Sumar, Marta Lois, se centró en las política sociales, con especial atención a la salud mental. La candidata de Podemos, Isabel Faraldo, mantuvo una posición más enfocada en la crítica, y exigió en varias ocasiones que PP y PSOE se comprometiesen a intervenir Alcoa.