Los radiadores son, sin duda, los elementos más comunes en nuestros hogares. Son objetos muy duraderos, ya que están hechos de hierro fundido, pero no son inmunes al óxido y la suciedad. Además, son parte integrante de la decoración del hogar, por lo que es importante limpiarlos correctamente y evitar la acumulación de polvo en su interior y la formación de óxido.
Su funcionamiento es muy sencillo y se conecta a la caldera y al sistema de agua de la casa. Cuando el agua corre, se calienta mejor con el metal del radiador, que también calienta la casa. Aunque los radiadores son muy resistentes, se ensucian con facilidad, tanto por dentro como por fuera, y pueden aparecer molestas manchas de óxido, que contribuyen a dañar el hierro fundido.
Es muy importante recordar que una mano de pintura no basta para limpiarlos, pero veamos lo que hay que hacer. Antes de iniciar las distintas operaciones de limpieza, es fundamental eliminar todo el polvo para que no se deposite y cree incrustaciones de suciedad. Pero una vez hecho esto, puedes empezar a abordar el problema, empezando por el óxido.
¿Cuál es la forma más rápida de limpiar radiadores?
[–>
El óxido aparece sobre todo si no se tiene cuidado con la humedad y el agua, y para eliminar estas desagradables manchas basta con poner unas gotas de vinagre en una esponja suave previamente humedecida con agua tibia. Pasa la esponja empapada sobre la mancha y deja actuar unos diez minutos, aclarando hasta que la mancha se haya desvanecido.
A continuación, limpiar el interior del propio radiador no es menos importante, y para hacerlo de la mejor manera posible, conviene seguir los siguientes pasos. En primer lugar, coloca una palangana bajo el grifo para evitar ensuciar y dañar el suelo. A continuación, desenrosca con cuidado la válvula utilizando una herramienta especial.
Cuando el agua sale de los radiadores, lo importante es que sólo salga el agua sucia, que tiene un aspecto marrón oscuro. Una vez realizada esta operación, puedes cerrar el grifo directamente. Por último, conviene limpiar el exterior del radiador, y aquí tienes un truco fácil: todo lo que necesitas es una esponja suave y un poco de vinagre, aunque también puedes optar por zumo de limón.