Profesores, sindicatos y divulgadores aplauden el plan de refuerzo educativo anunciado este fin de semana por el presidente del Gobierno. Elogian el objetivo, que a todos les suena muy bien: dinero para reforzar en primaria y secundaria dos asignaturas en las que el alumnado pincha: matemáticas y comprensión lectora. Ahora bien, se preguntan qué dice la letra pequeña del proyecto. Y domina la suspicacia. ¿De dónde saldrán los profesores de refuerzo? ¿Dónde hay matemáticos a los que se pueda contratar como docentes escolares? ¿Cómo se llevará a cabo la bajada de ratios? ¿Tendrán los colegios autonomía para decidir?
Algunas voces, como la del catedrático Daniel Arias, van más allá. “Eso no deja de ser una respuesta rápida a los malos resultados que arrojó PISA. No necesitamos más parches sino replantear todo el sistema educativo. Urge un pacto por la educación”, asegura el docente, autor de ‘Querido alumno, te estamos engañando’, un ensayo muy crítico con la actual educación primaria y secundaria porque “ha olvidado su esencia: enseñar y aprender”.
“A lo mejor el docente de refuerzo de matemáticas termina siendo uno de inglés”
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“Sobre el papel, la idea es muy bonita. Falta saber cómo se va a desarrollar y qué contenidos se van a dar en las aulas. Es fantástico que pongan el acento en las matemáticas, pero ¿de dónde van a salir esos profesionales? Los matemáticos y los ingenieros están muy demandados y se van de cabeza a la empresa privada, donde sus ingresos son muchísimo mayores así que a lo mejor el docente de refuerzo de matemáticas termina siendo uno de inglés”, critica Arias, catedrático de Organización de Empresas en la Universidad de Granada.
La dificultad para contratar profesores de matemáticas es una realidad que también lo reconoce el ministerio de Educación, consciente de que estos profesionales se van a la empresa privada, donde ganan muchísimo más que en la educación pública.
“Tenemos que convertir la asignatura de matemáticas en otra cosa. Las matemáticas son para pasarlo bien, no para sufrir en el cole”
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Las matemáticas
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“Tenemos un problema grave con las matemáticas”, insiste Clara Grima, profesora de Matemática Aplicada en la Universidad de Sevilla. La autora de ‘Mati y los matemostruos’ reconoce que los niños y las niñas tienen desde pequeños una injustificada aversión a la asignatura. “Muchos trabajos cualificados actuales y del futuro pasan por saber matemáticas. Si los estudiantes huyen de las matemáticas les estamos condenado a a la exclusión laboral. Tenemos que convertir la asignatura en otra cosa. Las matemáticas son para pasarlo bien, no para sufrir en el cole”, destaca la divulgadora, que insiste en la necesidad de empoderar a las niñas para que se sientan tan competentes como los niños en la asignatura.
Grima asegura que las matemáticas y la comprensión lectora pueden parecer campos diferentes, pero, en realidad, son dos caras de la misma moneda. “No puedes aprender matemáticas si no comprendes lo que lees”, destaca tras insistir en la dificultad que tendrán las autonomías a la hora de contratar matemáticos para dar clase en los institutos. “Están en las empresas y no va a ser tarea fácil seducirlos para cursar el máster que los habilita para trabajar en educación, donde van a ganar bastante menos”, añade.
Discalculia
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A pesar de su mala fama, las matemáticas son perfectamente accesibles a todo el mundo, a no ser que el estudiante sufra discalculia, un trastorno clínico del aprendizaje que conlleva, entre otras consecuencias, comprender mal los números y el significado de los símbolos matemáticos, tener nula capacidad para el razonamiento matemático y sufrir serios aprietos con el cálculo mental.
“Muchos padres y madres dicen que a ellos les ha ido muy bien en la vida a pesar de no saber matemáticas. Es un error. No podemos seguir soltando este mantra a nuestros hijos”, se lamenta Grima, que pide que la formación de docentes -también el grado universitario- ponga el acento en las matemáticas. “Para enseñar matemáticas hay que tener pasión por ellas”, concluye.
“El plan anunciado por el Gobierno no puede venir de arriba a abajo, sino al contrario. Los centros somos los que mejor sabemos nuestras necesidades”
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Automomía para los centros
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“El anuncio del Gobierno es una noticia maravillosa. Ahora bien, ¿cómo se realizará, en qué se va a traducir?”. La pregunta que se realiza Grima también la hacen otros miembros de la comunidad educativa. Jorge Dorado, presidente de la federación de asociaciones de directores de centros educativos públicos de infantil y primaria, insiste en que el plan debe dar a los centros la autonomía suficiente para decidir cómo aplicarlo. “No funciona igual un centro con escasa complejidad a otro donde hay alumnado vulnerable o con necesidades especiales”, subraya. El proyecto del Gobierno, precisamente, no pasa por la uniformidad sino por iniciativas personalizadas en función de las necesidades de cada centro.
“Hemos tenido otros planes para apoyar a los alumnos con más dificultades, pero el resultado es que cada autonomía lo gestiona de manera diferente y no nos deja hacer lo que nosotros pensamos que es mejor para cada centro. Este plan anunciado por el Gobierno no puede venir de arriba a abajo, sino al contrario”, concluye Dorado.
“Es urgente reforzar la estrategia de atención a la diversidad. Para ello, hay que contratar especialistas en pedagogía terapéutica y audición y lenguaje”
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Mientras, Fancisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, pide mayor concreción al Gobierno sobre cómo se llevará a cabo la bajada de ratios, que, en todo caso, no será uniforme sino que dependerá del número de alumnado con mayores dificultades. García considera básico también reforzar no solo los contenidos académicos sino bajar el horario lectivo de los docentes para que puedan tener más tiempo para las tutorías.
“También se necesita reforzar la estrategia de atención a la diversidad. Para ello, hay que contratar especialistas en pedagogía terapéutica y audición y lenguaje”, concluye el sindicalista.