“Si Junts ha llegado a este punto en el primer pleno del año y sin tener la amnistía, podemos esperar de todo cuando la tengan aprobada”. La reflexión se repite dentro del PP después de la agónica votación que el Gobierno tuvo que soportar hace días para salvar dos decretos que daban por tumbados. La negociación terminó en los segundos de descuento con un acuerdo muy poco transparente y aún por definir, pero que afecta a temas tan sensibles como las competencias sobre inmigración. Los populares saboreaban lo que parecía la primera gran derrota de Pedro Sánchez cuando hubo un giro de guión.
Y a pesar de la decepción que inevitablemente se llevaron, en el PP ven un “antes y un después” en la escenificación de lo que siempre pensaron que sería “un calvario de legislatura”. “Ya no son análisis ni advertencias nuestras. No es que el PP diga que Puigdemont es quien manda en el Gobierno de España. Es que todo el mundo lo ha visto con sus propios ojos y esto es solo el principio”, repiten machaconamente dentro de las filas conservadoras.
Las consecuencias de todo lo que puso encima de la mesa el pleno y el ciclo electoral que se abrirá en Galicia el 18 de febrero con las vascas a continuación y las europeas en junio —unas elecciones que Feijóo llama “generales” a modo de segunda vuelta— coparon dos intensas jornadas de trabajo de la dirección nacional de Feijóo en un hotel en Toledo. Una especie de retiro desde el jueves por la tarde hasta este sábado, donde el líder del PP sentará las líneas de actuación de su partido para el nuevo año.
El PP quiere tener la maquinaria engrasada para todos los escenarios que se abran a partir de ahora. Las próximas citas con las urnas, sobre todo Galicia (donde necesitan mantener la mayoría absoluta) y las europeas son cruciales. Feijóo necesita exhibir victorias muy contundentes frente a Sánchez, para poner en cuestión los mimbres de una mayoría que en cualquier momento amenaza con desmoronarse. Y en este punto, la derivada catalana cada vez adquiere más peso.
La pugna entre los independentistas ha vuelto a sus cotas más altas por los acuerdos entre el Gobierno y Junts. Las elecciones en Cataluña están previstas para principios de 2025, pero hay dirigentes dentro del PP que alertan cambios en el calendario si la cosas se recrudecen entre ERC y Junts. Y, fuera de toda duda, la aprobación definitiva de la ley de amnistía, que en principio llegará en primavera tras los trámites pendientes, como las enmiendas parciales, también abrirá “otro nuevo escenario”, aseguran dentro del PP.
Una especie de nueva etapa en la que Junts verá cumplido el acuerdo más importante que hasta ahora ha firmado con Sánchez. Esa fue la verdadera contrapartida para respaldar la investidura. Y a la vista está, que nada más necesariamente que la investidura. El pacto no fue de legislatura y el objetivo de los independentistas de Puigdemont, a ojos de distintos cargos dentro del PP, y también del PP catalán, es seguir avanzando en una agenda hacia la independencia. El acuerdo de hacerse con las “competencias integrales” en materia de inmigración tiene que definirse pero persigue esa meta.
Incluso en Junts admitieron rápidamente que ese acuerdo tendría que sustanciarse a futuro en una ley orgánica, que ahora mismo carece de apoyos. Pero para el PP lo más importante es el discurso político. Que se abra el debate de las competencias hasta el punto de buscar vías para que los controles migratorios pasen a manos autonómicas o que los Mossos ejerzan funciones propias de la Policía Nacional (el Ministerio del Interior no ha confirmado nada al respecto, más bien lo contrario por ahora) es la prueba, dicen en Génova, de que “esa agenda avanzará” de una manera u otra.
Por eso, desde la tribuna y en sus comparecencias públicas los dirigentes del PP repiten la misma pregunta: “Hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez”. Y la reflexión de fondo vuelve al punto de partida: si Junts llega tan lejos y tensa la cuerda como ha demostrado esta semana, aún no teniendo la amnistía, una vez quede aprobada, “las cartas se vuelven a repartir”. “Y puede pasar de todo”, admiten en el núcleo duro de Feijóo.
Papeles y un plan a medio plazo en Toledo
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Desde hace semanas los vicesecretarios acumulan propuestas y objetivos de sus áreas. Como es habitual Feijóo les pidió que acudieran a la cita en Toledo con papeles para documentar cada iniciativa. Así lo acreditan varios dirigentes y otros cargos que han participado en los trabajos preparatorios. “A Feijóo no puedes irle con un plan de trabajo o una idea que no tenga un papel que lo sostenga”, aseguran dentro del partido. La idea del encierro, que casi coincide con el del Gobierno en la finca de Quintos de Mora en esa misma provincia, tiene distintos objetivos también a la interna.
A finales de noviembre Feijóo confirmó los cambios dentro de su cúpula, integrando nuevas vicesecretarias. La coordinación en toda la labor de oposición será muy importante a partir de ahora y distintas fuentes de la dirección reconocen que las reuniones de los lunes no son suficiente como para trazar un plan a medio y largo plazo. De ahí surge la idea del retiro.
A pesar de las dificultades que Sánchez afronta para esta legislatura hay dirigentes del PP que tienen la sensación de que cuesta rematar los ataques. De alguna manera, decían algunos diputados tras el pleno del miércoles, el Gobierno “acaba salvándose”. Feijóo avanzó justo antes de irse a Toledo que el partido prepara una ofensiva triple “sin cuartel ni descanso” y que volverá a las calles a finales de mes.