El Inter asaltó el Olímpico y se impuso 0-2 a la Lazio en un encuentro que controló de principio a fin y en el que en ningún momento vio peligrar los tres puntos. Los de Inzaghi aprovecharon el empate de la Juventus el viernes para aumentar su ventaja en el liderato a cuatro puntos, con los goles de Lautaro y Thuram.
[–>En un partido igualado y en el que no estaba ocurriendo gran cosa, los detalles marcan la diferencia. Cualquier error puede ser determinante, y en esos contextos el Inter prácticamente nunca falla. Marusic cedió atrás hacia Provedel sin ver que Lautaro le había leído las intenciones y el balón fue directamente al argentino. Con tranquilidad, regateó al guardameta italiano, se fue quedando sin ángulo pero acabó definiendo cuando Gila se fue al suelo para evitar el remate. Gol de los que duelen, no solo por la manera en la que llegó sino porque fue a falta de cinco minutos para el descanso.
A pesar del marcador corto, el Inter tenía completamente controlado el partido. Sommer era un mero espectador más. Sin tener tampoco continúa presencia cerca del área de la Lazio, pero sí que daba la sensación de que era muy difícil que se le escapara el triunfo a los de Inzaghi. Más si cabe después del segundo gol.
Transición conducida a las mil maravillas por Barella, que aguantó hasta el momento justo para dejar solo a Thuram ante Provedel. El francés no falló ante la salida del italiano y a partir de ahí el partido murió. Fueron pasando los minutos con una Lazio completamente inoperante e incapaz de encontrar huecos en la defensa interista.
De hecho, el único equipo que estuvo cerca de sumar más goles al marcador era el Inter. Provedel amargó la noche a Mkhitaryan con dos intervenciones de mérito. El partido fue muriendo cuándo y cómo querían los de Milán. Victoria más que sólida, convincente y con una demostración de poderío al alcance de ningún equipo ahora mismo en Italia. Triunfo de los que dan campeonatos.