The French Prime Minister claims the “agricultural exception” to calm the anger of the countryside

Caricias discursivas y algunos anuncios, pero sin una salida evidente a la crisis del campo. Tres semanas después de su designación, el primer ministro francés, Gabriel Attal, ha pronunciado este martes su discurso de política general marcado por las protestas de campesinos. Los sindicatos agrícolas ocuparon y cortaron el lunes, y con una “duración indeterminada”, la circulación en ocho de las principales autopistas y carreteras de la región de París, además de otras decenas de bloqueos que tienen lugar desde hace días en otros puntos del país. Esta crisis del sector primario ha marcado la intervención del joven primer ministro, de 34 años, en la Asamblea Nacional, donde ha prometido una “excepción agrícola francesa“.

“Lo digo con solemnidad: tiene que haber una excepción agrícola francesa“, ha asegurado Attal retomando una fórmula utilizada con la cultura y las políticas públicas para promover la producción cultural en Francia. “Necesitamos una acción determinada a favor de la soberanía agrícola del país“, ha añadido con una afirmación con tintes proteccionistas pero difícil de traducir en medidas concretas, sobre todo en el mercado único europeo en que los productos se benefician de la libre circulación.

Después de que el Gobierno de Emmanuel Macron y Attal hiciera el viernes las primeras concesiones a las protestas de los campesinos —empezaron el 18 de enero— recuperando una subvención fiscal para el diésel rural, el primer ministro ha anunciado nuevas medidas para calmar la cólera. En concreto, ha prometido que las ayudas pendientes de la Política Agraria Común (PAC) se darán en Francia antes del 15 de marzo. Ha anunciado una ayuda urgente para los viticultores del sur del país, lastrados por las sequías y el menor consumo de vino. Attal, quien el domingo ya había denunciado la “competencia desleal” de productos de países vecinos, como España o Italia, ha defendido un plan para controlar el origen de los productos, sin dar más detalles.

Mercosur y el barbecho, en el punto de mira

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“Reconozco que no lo resolveremos todo en unas pocas semanas. Reconozco que algunos aspectos son complejos”, ha dicho Attal sobre la profunda crisis del campo y que se ha reflejado en protestas en Alemania, Países Bajos, Polonia, Rumania o Bélgica. Y quizás también en España en las próximas semanas. El ministro francés de Agricultura, Marc Fesnau, irá el miércoles a Bruselas para tratar esta cuestión. Macron se reunirá el jueves con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Según ha recordado el primer ministro, las tres prioridades del Ejecutivo galo en materia agrícola de la política continental son una reducción del porcentaje de las tierras en barbecho, una renuncia al tratado de libre comercio con Mercosur (principales países de América Latina) y “las importaciones ucranianas, sobre todo los pollos”.

Sin un avance en estas cuestiones o medidas más ambiciosas por parte del Gobierno Macron-Attal, no se augura el final de los cortes de carretera por parte de campesinos, quienes se benefician del apoyo de cerca del 90% de los franceses y una coyuntura favorable —el tradicional Salón de la Agricultura está previsto para finales de febrero— para obtener más concesiones. De momento, los anuncios de este martes no los han convencido. “No ha dicho nada de interesante. Ha dicho que está determinado, pero nosotros lo estamos más que él. Esperábamos más medidas concretas y al menos algún anuncio significativo, pero no hubo nada”, ha lamentado Jeremy, un productor de cereales presente en uno de los cortes de autopistas en la región parisina, en declaraciones al diario conservador Le Figaro

“Ha dicho que el enemigo (de la agricultura) son las normas, pero en realidad el enemigo es el librecambio y el hecho de que se exigen normas en Europa que no existen en el resto del mundo. Y luego se abre el mercado europeo, que está demasiado abierto”, ha criticado en los pasillos de la Asamblea Nacional el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, en declaraciones a EL PERIÓDICO. “Nos dicen que están en contra del librecambio, pero hasta ahora (el Gobierno de Macron) ha apoyado todos los tratados de librecambio. Hay un doble discurso permanente”, ha lamentado.

Un discurso “reaccionario”

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Aparte de la agricultura, Attal se ha referido a las políticas que llevará a cabo en el resto de ámbitos en una intervención claramente continuista con lo anunciado por Macron en su rueda de prensa del 9 de enero, cuyo contenido ya se había asemejado a un discurso de política general. El primer ministro ha insistido en la línea de derechas asumida por el presidente. 

Attal ha recordado su voluntad de bajar en 2.000 millones de euros los impuestos a las clases medias, disminuir los derechos de los desempleados y experimentar el uniforme en las escuelas y generalizarlo en todo el país a partir de septiembre de 2026. También se ha referido a la obligatoriedad a partir de ese mismo año del Servicio Nacional Universal (SNU), una especie de mili sin formación militar obligatoria que se está ensayando desde hace unos años. Como aspectos más novedosos, ha anunciado que en todo el país —hasta ahora era solo en unos pocos departamentos (provincias)— se exigirá a los que cobren el equivalente galo del ingreso mínimo vital que trabajen o se formen durante 15 horas cada semana o que harán que “paguen” aquellos pacientes que no acuden a una consulta médica. 

Además, el primer ministro ha confirmado que reformarán, probablemente para recortarla, la ayuda que permite a los migrantes clandestinos recibir atención médica. Ha anunciado la creación de una pena de “trabajos de interés educativo” para los menores de 16 años que cometan delitos. Como medidas de corte más social, ha indicado que pedirá a los ministros de su Gobierno que “experimenten” la semana de cuatro días sin una reducción del tiempo de trabajo (35 horas en el caso de Francia) y que la administración se hará cargo de pagar las sillas de ruedas de los niños y adolescentes con minusvalías. 

“El discurso más reaccionario desde hace un siglo”, ha criticado en la red social X Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), con una afirmación exagerada, pero que resuena con un punto de vista compartido por muchos franceses, según los sondeos: Macron y Attal llevan a cabo una política de derechas. 

Los partidos de izquierdas —desde los socialistas hasta los insumisos— han anunciado la presentación de una moción de censura, con pocas posibilidades de prosperar, aunque Los Republicanos (partido bisagra en la Asamblea) no ha precisado su posición. Lo han hecho en reacción al hecho de que Attal, como ya hizo Élisabeth Borne en julio de 2022, no se someterá a un voto de investidura. Una anomalía en comparación con muchas otras democracias europeas.

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