El River Plate fue mejor, en algunas fases muchísimo mejor, pero no supo rematar a un Boca Juniors, que salió vivo del Monumental (1-1) y con la sensación de haber podido desactivar un partido donde podría haberse hecho mucho daño.
El primer superclásico del 2024 fue un buen encuentro, jugado con tensión, pero sin dramatismos ni violencia, en el que quedó claro que a las dos grandes potencias del país aún les queda mucho trabajo para hacer en sus respectivos proyectos.
Los Millonarios, que han empezado el curso más entonados y consistentes, salieron a arrollar con el empuje de un Monumental enloquecido, conscientes de que contaban con más argumentos futbolísticos para llevarse los tres puntos.
Valiente, Martín Demichelis puso de salida a una de sus ‘joyas’, el Diablito Echeverri, que con 18 años disputaba su primer superclásico (puede ser el último antes de incorporarse a la disciplina de alguno de los equipos del Grupo City) y con Pablo Solari de segunda punta, que está en un buen punto de forma tras disputar el Preolímpico en el que Argentina selló el pasaporte para París 2024.
River impuso una presión alta, bien entrenada y ejecutada, que ahogó a los Xeneizes durante muchos minutos. Y de un balón robado en zona de ataque llegó la mejor opción de gol en el primer tiempo con un zurdazo de Facundo Colidio que se estampó en el palo de Sergio Romero, que hizo la estatua.
El Boca, de Diego Martínez, tiró de casta, supo sufrir en el primer cuarto y después lo basó todo en un fútbol mucho más directo, con rápidas y recurrentes transiciones por el carril abierto por Advincula.
LOS GOLES LLEGARON TRAS EL DESCANSO
[–>
El superclásico se rompió en el arranque del segundo tiempo. En el minuto 48, Enzo Díaz envió un zapatazo largo desde el propio terreno de juego, a las espaldas de la pareja de centrales Figal y Lema. Solari, que arrancó en la línea de medios, ganó por velocidad. Remató de primera con la zurda, atajó Romero, pero le cayó el rebote para, ahora sí, poner el 1-0 con un segundo lanzamiento mucho más ajustado con su educado pie izquierdo.
El tanto fue un alivio para los Millonarios, que decidieron cambiar el guion. Intercalaron la presión alta, que les seguía dando muy buenos réditos, con el dar un paso hacia atrás, para en teoría reducir espacios y ganar consistencia. Y se equivocaron.
En una buena jugada colectiva, los Xeneizes empataron (1-1, min 69). Con Lautaro Blanco llegando con muchísima facilidad hasta la línea de fondo, y centrando hacia atrás para que Cristian Medina, libre de marcaje, rematara con el interior de la derecha. Con Edinson Cavani sustituido (sigue sin marcar en este 2024) el Boca encontró petróleo.
Demichelis movió el árbol y puso a Franco Mastantuono, que con tan solo 16 años, se estrenó en el superclásico. Los últimos minutos, se rompió el partido, transformado en uno manojo de nervios, en que nadie tuvo la jerarquía de saber aprovechar los espacios y las oportunidades que hubo.