Las encuestas no son rotundas, es aún una incógnita si los vascos darán su mayoría insuficiente al PNV o a Bildu, aunque sí dejan claro que será uno de estos dos el partido más votado. 25, 27, 29, 30… en ese margen se mueven ambas formaciones vascas, soplándose la nuca a escasa distancia, aunque con el PNV mejor posicionado y resistiendo. En cualquier caso, ninguno parece que vaya a llegar a los 38 necesarios para gobernar en solitario. Así que Bildu apuesta fuerte y reta al PNV para ver si se deja convencer de que gobierne la lista más votada.
Es el único punto que el partido abertzale tiene en común con el PP. Es lo mismo que pedía Alberto Núñez Feijóo cuando las encuestas le daban ganador allá por julio. El objetivo es presentarse como voto útil, concentrar las papeletas de los dudosos en torno a su candidato, Pello Otxandiano, con una imagen aún por construir. Feijóo lo hizo para atraer el voto de los que se fueron a Vox y, sobre todo, quienes dudaban de Pedro Sánchez. Bildu para hacerse con los escasos apoyos que aún les quedan a Podemos y Sumar en el País Vasco.
Pero plantear de facto las elecciones como un “duelo” entre las dos fuerzas nacionalistas excluyendo al resto del debate, como sugiere el director de Opinión Pública de Ipsos, José Pablo Ferrándiz, no es exactamente como quieren exponerlo los abertzales en su discurso público. Otxandiano proponía ayer en una entrevista “que gobierne la lista más votada” tanto a PNV como a PSE, sabiendo que son sus dos únicos socios posibles, con el argumento de que Euskadi está “en un nuevo tiempo” en el que los ciudadanos vascos piden que “se excluya a la derecha reaccionaria”. Navarra y Pamplona son el “ejemplo” a seguir, apunta Otxandiano, aunque desde el PSOE hayan insistido en que el acuerdo de la capital navarra es un caso aislado. Y en su equipo explican con detalle cómo poco a poco van avanzando en esa dinámica en el País Vasco. No es teoría dicen, sino algo que están “poniendo en práctica”.
Acuerdo pendiente en Vitoria
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Después de la moción de censura de Pamplona, el pasado mes de diciembre, en la que EH Bildu desbancó a UPN de la alcaldía y asumió el bastón de mando gracias a un gobierno de coalición con el PNV y el apoyo externo del PSN, la ecuación se repite más o menos en Vitoria, aunque con tintes menos trágicos. En la capital alavesa, la socialista Maider Etxebarria ultima un acuerdo con Bildu para sacar adelante sus presupuestos tras haber conseguido la alcaldía gracias al apoyo del PP. Este miércoles por la mañana el consistorio concedía 48 horas más de plazo para negociar las enmiendas al proyecto con la idea de que el gobierno de coalición de PSE-PNV pueda alcanzar un acuerdo con los abertzales. Algo similar ha ocurrido en dos municipios más pequeños de la provincia de Álava (Iruña de Ocón y Oion), donde los presupuestos han salido adelante gracias al apoyo que se han brindado PSE, PNV y Bildu, explican fuentes abertzales.
“PNV, PSE, Podemos y Bildu deberían colaborar en la conformación de políticas públicas y una agenda de transformación en beneficio de los ciudadanos” proclaman en el partido de Arnaldo Otegi, arropando al PNV como “fuerza progresista” del País Vasco, mientras en el resto del país y especialmente en el PP se le sigue considerando un partido conservador.
Sorpasso posible a largo plazo
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Bildu sabe que en solitario no puede gobernar, es lo que dicen las encuestas, y aunque no hay aún fecha fijada para las elecciones vascas ningún partido cree que el baile en los resultados pueda mover tanto el tablero como para dar una mayoría absoluta a nadie. “Si el mensaje (de Bildu) fuera en términos tácticos no funcionaría”, dice Imanol Zubero, doctor en Sociología por la Universidad del País Vasco: “Yo creo que es a largo plazo, pensando en el sorpasso al PNV”. Pero más allá de 2024, algo en lo que coincide con Ferrándiz.
La idea de la lista más votada “está dirigida al PSE, a lograr su apoyo porque es realmente el único que puede hacerlo”, analiza Zubero. “¿Pero para qué va a cambiar de socio el PSE si le va bien con el PNV?“, continúa. La previsión es que mantenga sus votos e incluso mejore algo su resultado. El experto remata diciendo que “el PNV está más cómodo gobernando con el PSE”, como ha repetido durante años en las últimas tres décadas, “porque el recuerdo de ETA, aunque hace años que ya no está, sigue pesando aún”.
Modelos del PSE
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La respuesta de Eneko Andueza, el candidato socialista, se repite desde hace meses. En su equipo se remiten a lo dicho sobre este asunto durante la presentación del programa electoral hace escasos días, donde Andueza mostraba a Bildu dos caminos: repetir la coalición PNV-PSE pero liderada por él mismo (replicando el modelo de María Chivite en el Gobierno foral de Navarra), o un acuerdo entre PNV y Bildu con Otxandiano a la cabeza (siguiendo el modelo de Pamplona).
El guion, de momento, sigue siendo el mismo, Andueza rechaza un acuerdo de gobierno con los abertzales, otra cosa es el apoyo externo.