That the true treasure is the treasure map Any child knows it and also any reader.
The treasure can give you what its name suggests, gold and wealthbut the map gives you the promise of adventure, the journey into the unknown, training and play, the imagination to look for solutions, the desire for everything, even finding the treasure. To understand each other, very often we talk about the books as treasures, when in reality they are something much more important: treasure maps.
Esto, decía, lo saben los niños, lo olvidan los adultos y lo repescan algunos lectores. Y tengo la impresión de que también son muy conscientes de ello Xavi y Elisa, dinamos de la librería Nollegiu junto a Mónica y Susanna. “Un libro es una herramienta para muchas otras cosas. Es el mejor invento, solo comparable con la rueda. Y lo importante ni siquiera es el libro, sino la lectura. Y tener una relación amable con ella”, dice Xavi. “En realidad, acceder a ella a través de todo tipo de juegos”, añade Elisa, su socia y encargada de la librería Nollegiu (hay dos más, una en Poblenou y otra en Palafrugell) de El Clot.
Aquí, hace solo unos días, se celebró una especie de ‘escape room‘ para que los niños se acercaran al género literario del misterio. “Había libros que habían perdido palabras, o que se habían desordenado, también pistas y llaves. Vinieron más de 20 niños y fue magnífico”, cuenta Elisa.
[–>Es solo uno de los eventos que prepara esta librería, una de las más imaginativas (todo lo que inventaron durante la pandemia fue digno de premio), dentro de Nocreixeu, un espacio recién estrenado para crear nuevos lectores. Habrá talleres (o no talleres, porque la palabra suena demasiado laboriosa) para que los niños potencien su vena poética, juegos de memoria, incluso conferencias (es un decir) infantiles para que los pequeños se den cuenta de que para hacer un libro no se necesita una persona (el autor), sino muchas más: el que lo imprime, el que lo encuaderna, el que lo corrige, el que lo reparte y, más importante aún, el que lo lee, tú.
Una buena historia
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Todo, en realidad, está en el juego. En la gramática de la fantasía, decía Gianni Rodari. “No nos gustan esos libros que hablan de trabajar. Libros para trabajar la rabia, la tristeza, la integración. Lo importante es una buena historia”, dice Elisa. “Y un juego para encontrar una solución a un misterio es una forma de escribir una novela de misterio. Y lo mismo pasa con la poesía”, dice Xavi. No es tan distinto de cómo promueve la literatura entre los adultos, como algo vivo: en la de Poblenou, he visto a señoras con el carrito del mercado preguntarle a gritos qué se llevaban, cómo se le pregunta al charcutero o al pescadero qué tiene fresco (aunque lo fresco se haya escrito hace tres siglos, un buen texto, decía Cunqueiro, “huele a pan recién horneado”).
Nocreixeu, cuya agenda podéis consultar en sus redes sociales, va más allá de la cosa unidireccional del cuentacuentos. Un espacio lúdico y rodariano para potenciar lo importante en la literatura (y, de paso, para luchar contra el desastre del último informe PISA sobre comprensión lectora). Todo lo que un niño tiene, todo lo que el adulto olvida, todo lo que los lectores queremos recuperar cada vez que abrimos un libro. Los niños son cuentistas y también creadores de lenguaje: estas líneas las escribo en mi “estuche”, que es como mi hijo llama a este cubil, porque contrae las palabras estudio y despacho.
En la Nollegiu lo saben y repartirán esos mapas del tesoro.