Hard Rock as a metaphor | By Ernest Folch

Hace exactamente 12 años, un tal Sheldon Adelson entraba con su propio coche al Palau de la Generalitat para reunirse con el entonces presidente Artur Mas. Aquel sospechoso personaje fue recibido con todos los honores por un Govern que entonces quería exhibir que era ‘business friendly’ y podíamos ser la Dinamarca del Sur. El esperpéntico y provinciano recibimiento a lo ‘Bienvenido Mr. Marshall’ terminó en un sonoro fiasco, sin que el Govern se enterara de que aquel sobrevenido ‘tío Gilito’ los estaba utilizando para subir el precio de su macroproyecto y dárselo a la comunidad de Madrid. Desde aquel grotesco episodio, hemos tenido tiempo de iniciar y terminar nada más y nada menos que un presunto ‘procés’ de independencia. Entremedio, la realidad paralela de Eurovegas mutó en otro proyecto fantasmagórico llamado BcnWorld, que por supuesto tampoco se materializó, pero sirvió para que aparecería otro multimillonario fantasma en nuestras vidas: esfumado Adelson, apareció un tal Enrique Buñuelos, elevado a salvador en otra penosa comparecencia institucional, hasta que también se evaporó, despareciendo tras un dudoso rastro de operaciones inmobiliarias sospechosas.

ttn-24