Si bajara a la tierra un ‘astronauta’ y viera jugar a Marc Casadó, lo primero que pensaría es que lleva toda la vida en el primer equipo del Barça. Si alguien le explicara que es su primera temporada, seguro que se echaría las manos a la cabeza. La irrupción del centrocampista de Sant Pere de Vilamajor en la élite quizás ha sido tan meteórica como inesperada, quizás ni los más cercanos habían calculado que se diera tan rápido en el tiempo, pero las bases ya estaban puestas desde hacía muchos años.
Marc Casadó ‘ha mamado’ fútbol y barcelonismo desde la cuna. No levantaba, como quien dice, un palmo del suelo cuando ya rompía todo el mobiliario de la casa familiar. Sus padres siempre le dieron a Marc y a su hermana la mejor educación. En la escuela destacaba por sacar las mejores notas.
Todos los frutos que ahora recoge, los han ido sembrando Marc y los suyos sin prisas pero sin pausas. La constancia y la paciencia han sido fundamentales, porque el fútbol nunca es un camino de rosas. Por eso, cuando se llega arriba tras años de esfuerzo, todavía sabe mejor.
Casadó fichó por el Barça en 2016 cuando tenía 13 años. En la Damm había dado el siempre difícil paso del fútbol 7 al fútbol 11 y una sola temporada fue suficiente para llamar la atención de los coordinadores, Aureli Altimira y Jordi Roura. Desde el Infantil A fue subiendo peldaños, absorbiendo como una esponja los consejos de todos sus entrenadores, luciendo, orgulloso, el brazalete de capitán.
Flick lo vio rápido
Si algunos adjetivos definen a Marc Casadó son liderazgo, inteligencia y perseverancia. A veces, el talento y el sacrifico no suelen ir de la mano, pero el de Sant Pere de Vilamajor es reconocible tanto desde el derroche físico, como por su calidad técnica con el balón en los pies, así como por un posicionamiento táctico que le hace perder pocos balones.
Características, todas ellas, que convencieron a Hansi Flick desde el primer día. Ya fuera en una posición más adelantada del centro del campo, para aprovechar su despliegue físico, o tras la lesión de Marc Bernal, en el pivote defensivo.
Casadó pasaba a jugar en la posición de su ídolo, Sergio Busquets. El de Badia, en una entrevista a la Cadena COPE, explicaba que “el nivel que está dando Marc es superlativo, nos ha sorprendido mucho. No pierde el balón, siempre elige bien y es solidario”.
Son muchos los elogios que se está llevando el canterano azulgrana, cada vez más. Del propio Flick, de sus compañeros, del seleccionador español, Luis de la Fuente, que ya ha hecho debutar al centrocampista para la ‘Roja’, de Valdano, de Jordi Cruyff…
Las alabanzas de la gente del fútbol van en proporción con la espectacular subida de su valoración de mercado, que ha pasado en dos años de 150.000 euros a los 15 millones actuales.
De Busi a Kimmich
Hasta el punto de ser comparado con Joshua Kimmich, y lo que es mejor, aceptar Hansi Flick el símil. Pero Marc Casadó sobresale por sí mismo y ahí están sus números. En Dortmund, en un ambiente tremendo, se encontró en su salsa y volvió a dar un paso de gigante.
Tras jugar apenas tres ‘ratitos’ en dos temporadas, pese a las múltiples convocatorias con Xavi Hernández, Casadó ya suma 20 partidos (14 de Liga y 6 de Champions) con Hansi Flick. Desde finales de agosto, no se ha perdido ninguno.
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Entre Liga y Champions, el de Sant Pere de Vilamajor completa de promedio 56,9 pases por partido con un porcentaje altísimo de éxito del 90,5%, recupera 4,1 balones por partido, gana 5,15 duelos de media a su rival y ha repartido 5 asistencias. Es, no hay duda, la gran revelación de la temporada.