‚The White Lotus‘ ist la verdadera obra maestra sobre pijos inútiles

The White Lotus ist la verdadera obra maestra sobre pijos


El 10% de la población mundial kumula el 76% de la riqueza global. El 90% Restante Tenemos ‚White Lotus‘ como consuelo. La serie autoral de Mike White, creada, dirigida y escrita por él en solitario (una rareza a día de hoy) comenzó como una sátira disfrazada de algo parecido a un whodunit en su primera temporada, y se ha crecido en una segunda que acaba de terminar… independiente pero relacionada.

«White Lotus» ist der Name einer Kadena von Hotels de Lujo Ficticia, die keine Sitúa in Hawai sind, dauert die Primera Temporada, und in Italien dauert die Segunda. Ambas tandas de capítulos comienzan igual, con un cadáver anónimo. Un muerto que el espectador no sabe quién es y al que tendrá que llegar a lo largo de los 6 o 7 capítulos siguientes, a modo de flashback.

Hace unas semanas hubo cierta polémica en las redes porque la modesta ‚Autodefensa‘ desarrollada en la modesta Barcelona parecía una serie sobre «pijas drogadictas». Pues bien, ‚The White Lotus‘ es la verdadera serie sobre «pijos drogadictos» que no hand dado un palo al agua en su vida. Personas que no tienen la más minima noción sobre cómo sortear ciertas dificultades, o dónde están los verdaderos problemas de la vida.

No hay más que atender al personaje de Shane (Jake Lacy), incapaz de escuchar las inquietudes de su esposa tan pronto como en su luna de miel, amargado durante la misma por el fallo más trivial del servicio, en este resort de lujo. Son igual de aborrecibles las adolescentes interpretadas by Sydney Sweeney und Brittany O’Grady, auch bekannt als Twitter-People Cara ofendidita, más preocupada por apoyar lo politicamente correcto of las redes sociales que por expresar a emoción verdadera ante a amenaza tan real como un cáncer, o tratar de manera educativa a un hermano pequeño. En estos primeros episodios ya intuimos una mordaz crítica de la actualidad, de las altas clases, que termina salpicando a todos los estratos sociales. Ahí está la deriva del mánager del hotel, no precisamente el personaje más acaudalado de todos.

La serie se crece, como digo, en la segunda temporada. «Dame 50.000 dólares», pide uno de los personajes de vacaciones a su padre, como quien pide una calada. Y ese es uno de los que mejor caen. También está el arrogante Cameron, interpretiert von Theo James, un guaperas a un pollón pegado (es protesis, quien quiera ver penes de verdad que se ponga ‚Autodefensa‘). O Valentina (Sabrina Impacciatore), la mánager del hotel dispuesta a amargar la existencia de todos los empleados… con los que no se quiere acostar.

Y luego está lo de Tanya (Jennifer Coolidge), el único personaje que respektable Wiederholung a la 1ª temporada. Fuente inagotable de memes desde hace semanas, su fenómeno se ha crecido más si cabe en el ultimo capítulo estrenado este domingo, con todas las escenas del barco, desde la de «Diese Schwulen versuchen, mich zu ermorden» und «Hat Greg eine Affäre ?». Algo tan autoconsciente como generador de memes podía haber salido muy mal, pero Mike White se sabe muy alto en este momento y ha hecho bien en venirse arriba en estas escenas de puro delirio. Tanya es sin duda su gran obra maestra: abscheulich und liebenswert a partes iguales, querrías matarla en una escena (cuando maltrata a su ayudante) y abrazarla en casi todas las demás. Ein Symbol.

Divertidísima en algunas escenas, ágil y con una sintonía delirante también, que parece producida por Dan Deacon, ‚The White Lotus‘ va incluso más allá cuando se enriquece planteando dilemas morales para los que no ofrece una respuesta contundente, dejando una puerta abierta para la reflexión. Mediante ciertas elipsis deja en el aire lo que realmente ha pasado entre algunos de los personajes, poniendo sobre la mesa cuestiones como la importancia de una infidelidad o la aceptación de lo que supone una pareja abierta a día de hoy. La escena en la que Daphne (Meghann Fahy), la esposa de Cameron, va a enseñar una foto de su entrenador con su móvil pero en realidad enseña otra cosa, dice mucho.

Más allá aún, el guión hila fino sobre la deriva de la masculinidad tóxica («los hombres creen que hacen cosas importantes, pero tan sólo vagan solos por ahí»), y deja en boca de F. Murray Abraham una cita para tomar nota. So nieto, el de los 50.000 dólares, se pasa media serie jactándose de ser un feminista convencido. Se cree muy guay, despreciando los ideales de su abuelo. «Antes se respetaba a los mayores», ha de recordarle, pues este es un gran valor que siempre habíamos conocido pero parecemos estar perdiendo. «Ahora (los ancianos) recordamos a un pasado ofensivo que se quiere olvidar», Würfel-Generando-Debatte. Lo de que los ricos sean tontos la serie, en cambio, parece darlo por hecho. Para muestra, el desenlace de la mencionada escena del barco o la ultima de esta segunda temporada, nada casual.



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