Las enfermedades cardiovasculares son responsables de más del 30% de las muertes a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de los infartos se podrían prevenir con una buena estrategia de prevención cardiovascular implementada desde la infancia.
Es en esta etapa en la que se establecen las bases de la salud cardiovascular, precisa el doctor Miquel Gómez, cardiólogo de Clínica Corachan y profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona.
Tal como explica el doctor Gómez, “un niño con sobrepeso, sedentarismo o malos hábitos alimenticios tiene un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, diabetes y otras afecciones en la edad adulta”.
De ahí que el especialista de Clínica Corachan destaque que “los hábitos de esa infancia no solo incidirán en las posibles enfermedades cardiovasculares futuras, sino también en otras como son el cáncer o la salud mental”.
Estudios realizados en escuelas con alumnos desde los 6 años sobre la importancia de una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales, evitando alimentos procesados, han demostrado que esos menores, en su etapa adulta tienen menos enfermedades en general y una mayor longevidad. La otra herramienta fundamental -puntualiza el doctor Gómez- es la actividad física.
En hombres y en mujeres
Las enfermedades cardiovasculares en mujeres muchas veces están infradiagnosticadas. Esto es debido a que los síntomas pueden ser más sutiles y diferentes a los de los hombres. Por ejemplo, mientras que el dolor en el pecho es el síntoma típico en hombres, las mujeres pueden experimentar fatiga, falta de aire, náuseas o dolor en áreas como el cuello, abdomen superior, mandíbula o espalda.
A esto se suma que muchas mujeres desconocen su riesgo cardiovascular o se tiende a minimizar sus síntomas, muchas veces porque están dedicadas a obligaciones familiares (dejándose a ellas mismas para el final). Por este motivo, con frecuencia piden atención médica solo cuando los síntomas son ya muy avanzados. Es importante realizar controles preventivos también en la mujer, especialmente después de la menopausia, cuando el riesgo aumenta significativamente.
Existen unas revisiones preventivas para la población general (prevención primaria) que son fundamentales para detectar a tiempo factores de riesgo y enfermedades cardiovasculares antes de que aparezcan los síntomas. Dos de ellos, la hipertensión o el colesterol elevado, por ejemplo, son problemas muchas veces silentes y no presentan síntomas evidentes hasta que aparece un infarto, una arritmia o un accidente cerebrovascular. Y son los chequeos regulares los que permiten identificar y tratar estos problemas.
Un chequeo cardiovascular debe incluir una evaluación de antecedentes familiares, medición de presión arterial, análisis de laboratorio (para niveles de colesterol, glucosa y otros marcadores) y realizar un electrocardiograma. En algunos casos, para el estudio de síntomas puede ser necesario hacer un ecocardiograma, una prueba de esfuerzo o un Holter de electrocardiograma o de presión arterial (MAPA) de 24 horas.
Por otro lado, están las revisiones preventivas en personas que sí han tenido alguna enfermedad cardiovascular, como infartos, angina, arritmias o insuficiencia cardíaca (prevención secundaria). En estos pacientes serán necesarias pruebas más avanzadas.
Aportación de las pruebas
Las pruebas más habituales que permiten identificar problemas de manera no invasiva son:
- Ecocardiograma: nos permite de una manera ágil evaluar la estructura y funcionamiento del corazón y sus válvulas.
- Prueba de esfuerzo: permite conocer si aparecen síntomas con el esfuerzo o alteraciones del electrocardiograma.
- Holter de 24 horas de electrocardiograma o de presión arterial (MAPA): registro continuo mediante electrodos durante el día y la noche.
En casos específicos, pueden ser necesarias otras pruebas más avanzadas, como son:
- Cateterismo cardíaco: nos permite estudiar y tratar las arterias coronarias mediante la introducción de catéteres en las arterias del corazón
- Ecocardiograma transesofágico: estudio detallado con ecografía mediante una sonda que pasa a través del esófago
- Estudio electrofisiológico: nos permite estudiar y tratar la conducción eléctrica del corazón y posibles arritmias
- Resonancia Magnética Cardíaca: nos permite evaluar la estructura y funcionamiento del corazón, detectando cicatrices, inflamación o enfermedades miocárdicas
- Tomografía Computarizada Coronaria (TC Coronario): permite visualizar las arterias coronarias y detectar placas de ateroma que podrían causar obstrucciones
- Técnicas de Medicina Nuclear: evalúan el flujo sanguíneo al corazón, ayudando a identificar áreas con reducción del aporte de oxígeno
Tal como apunta el cardiólogo de Clínica Corachan, doctor Miquel Gómez, “la prevención será cada vez más personalizada y de precisión. “Para ello -explica- “ya están en desarrollo algunos marcadores genéticos que nos permitirán identificar predisposición a tener un infarto, hipertensión o niveles elevados de colesterol”. También indica que dichos marcadores “nos permitirán saber, por ejemplo, qué medicamentos serán más efectivos y con menos efectos secundarios para un paciente en particular”.
En paralelo, ya se encuentran en desarrollo nuevos fármacos para tratar la obesidad y nuevas polipíldoras que combinan varios medicamentos en una sola pastilla para tratar múltiples factores de riesgo, como son la hipertensión, el colesterol alto y la prevención de coágulos.
Una de las recomendaciones del doctor Gómez a sus pacientes es “que cada día se pongan ropa deportiva y se vayan a entrenar, cada uno con una pauta adaptada a su edad y características”. “En muchos casos -señala- será suficiente con hacer largas caminatas”.
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Por último, el especialista en cardiología de Clínica Corachan apunta como “muy importante cuidar la calidad del sueño y la salud mental, ya que tiene un papel relevante, no solo para la salud cardiovascular, sino también para la longevidad”. Y concluye que “la clave es centrarse en la salud en positivo y no tanto en la enfermedad”.