En Suiza era Sven; en España, Carlos. Tiene 43 años, doble nacionalidad y no tiene, que se sepa, profesión conocida más allá de sus dotes para la informática. La Policía cree que en los dos países ha cometido delitos de pornografía infantil. El pasado año, Sven, o Carlos, se fue de Suiza, donde la justicia le perseguía para acabar de cumplir una condena de prisión. El Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional recibió a principios de año la ficha de ese individuo, de quien se apuntaba que había practicado actos sexuales con niños y personas con discapacidad, además de volcar contenido pornográfico de menores de edad en internet y la red Tor.
Mientras sus compañeros investigaban el paradero del tal Sven, agentes del Grupo VIII de la Brigada de Policía Judicial de Madrid y del Grupo II de Protección al Menor de la Comisaría General de Policía Judicial seguían la pista de un domicilio del barrio de Moratalaz desde donde se habían realizado varias descargas de pornografía infantil. Era el domicilio de un matrimonio anciano, cuyo hijo, Carlos, había emigrado a Suiza tiempo atrás. Todo indicaba que, cuando regresaba a casa de sus padres, Carlos, que en Suiza se llamaba Sven, habia seguido descargando archivos de pornografía infantil.
Imágenes de abusos a menores
Los dos grupos de la policia española compartieron la investigación y localizaron finalmente a Carlos/Sven en un apartamento de Mojácar, en la provincia de Almería. Los investigadores recuerdan que “apenas salía. Si lo hacía, siempre era de noche, disfrazado, con gorras… muy difícil de identificar”. Allí, muy cerca de la playa de La Parata, fue detenido el 25 de junio de 2024 en lo que se llamó Operación Vanadio. Los investigadores se llevaron para su análisis muchísimo material informático que aún no ha podido ser analizado por completo. Entre esos archivos hay, eso ya lo han visto, decenas de imágenes durísimas de abusos sexuales a menores.
El detenido tenía en el apartamento un Pedobear, el oso de peluche que es icono de los pedófilos y les sirve para reconocerse entre ellos. También, algunos juguetes, como una bola de Pokémon, un váter infantil. En la cama, unas sábanas de los Simpson
Cuando los policias entraron en el apartamento de su familia, Carlos, que estaba haciendo algo en el ordenador, bajó la pantalla, la apagó y se quedó sentado, tranquilo. En una habitación, los investigadores encontraron un oso de peluche muy característico al que los pederastas llaman pedobear y que funciona como un código entre ellos cuando se comunican por internet. Ese oso es un “icono de los foros de pedofilia”, según el atestado policial.
Además de los dispositivos electrónicos encriptados, los agentes encontraron en el apartamento, escondidos en una maleta, chupetes, pañales y ropa interior infantil, junto a varios preservativos. También algunos juguetes, como una bola de Pokémon, un váter infantil y, en la cama, unas sábanas de los Simpson.
En la planta baja, en el garaje, el hombre tenía instalado una especie de estudio de grabación, con una cámara y una sábana blanca que hacía de fondo para evitar que las imágenes salieran con brillos. En el tejado, además, había colocado una cámara desde la que podía ver y grabar la piscina de la urbanización, frecuentada por muchos niños. “Era una cámara que pivotaba 360 grados y daba a la piscina de la urbanización”, recuerda un investigador de la Brigada de Policía Judicial de Madrid.
Un fleco legal
Con todas esas pruebas, más la petición de Suiza para que fuera enviado y encarcelado allí, la jueza de Vera (Almería) ordenó su ingresó en prisión. Pero ahora está en libertad, por un “fleco legal”, según las fuentes consultadas por este canal de investigación y sucesos. “Los delitos que tenga pendientes en Suiza tienen que esperar. Tiene que ser juzgado primero por los delitos que haya cometido en España. Y aquí solo, digo solo entre comillas, está acusado de posesion de pornografía infantil”. Se trata de un delito con poco castigo penal, de ahí que el juez español lo haya dejado en libertad a la espera de que se siente en el banquillo. Solo luego, si todo va como debiera, sería extraditado a Suiza.
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Mientras eso ocurre (aún no hay fecha), los investigadores siguen tratando de desencriptar y analizar todo el material que le intervinieron en Mojácar. Tenía más de veinte dispositivos electrónicos llenos de imágenes y dos ordenadores. Entre algunas imágenes que los policías ya han visto, la de un niño de cinco o seis años mientras es objeto de una agresión sexual grabada y compartida.