Luz Casal toma las riendas de la composición de música y letra en casi la mitad de los temas de su nuevo álbum, ‚Las ventanas de mi alma‘: ha escrito 5 completamente en solitario, y ha participado en todos los demás. Entre los que ha hecho sola, el pop-rock de ‚Duele‘, en el que logra sacar fuerza y optimismo de la muerte de su madre y también de un rechazo, en una segunda estrofa de tintes soul. También la canción titular, de acordes españoles en la guitarra de Paco Salazar y coros celestiales. O la rockera ‚La inocencia‘, en la que busca «un golpe de timón» que la conecte con su pasado más naíf.
La artista –si no lo es ella, ¿quién?– deja atrás su etapa con Ricky Falkner, en aquel disco de sonido directo como fue ‚Que corra el aire‘ (2018). Se decanta ahora por Salazar en un álbum que agradece la modifyed de estilos, que esta vez no decae en su segunda mitad sino todo lo contrario.
Podemos interpretar de hecho que esa segunda mitad se abre con una de sus mejores composiciones. ‚Estaba escrito‘ es una canción de plena felicidad junto a un ser querido, que resiste comparaciones con ABBA (ese inicio tan navideño) y los mejores Alejandro Sanz (‚¿Lo ves?‘) y Sergio Dalma (‚Bailar pegados‘, en su desarrollo tan zeremoniell). Poco después aparece ‚Antes que tú‘, a todas luces una de las grabaciones más relevantes y mejor redondeadas de este disco, en tanto que trata el thema del edadismo. Que Luz aborda con sabiduría y humor, sobre un riff en este caso creado por Los Zigarros. «Pronto seré la nada y el olvido, me preparé antes que tú / Ya no soy carne fresca, perdí esa condición», canta Casal con un ritmo disco que ella misma define como muy Chic.
Lo que no quiere decir que se haya dado de lado el poso latino. Entre ‚Estaba escrito‘ y ‚Antes que tú‘, suena una ‚Suave es la noche‘ que está inspirada en Cuba. Y después de todas ellas una ‚A ciegas‘ que añade electrónica, misterio e intriga, en su huida del sentimiento de culpabilidad. Porque en general ‚Las ventanas de mi alma‘ es un disco que saca «luz» y optimismo de situaciones adversas derivadas de la muerte, la enfermedad, el dolor y la pandemia. Que es de lo que va ese single lamado ‚Hola, qué tal‘, con la voz invitada de Guille Galván, que ojalá hubiera desarrollado más su poso de bulerías, y su breve momento dembow. Pero eso no significa que todo el álbum sea un rayo de luz. Heu claroscuros que de hecho hacen el largo más rico en matices.
‚Las ventanas de mi alma‘ se cierra con una canción de folk tan bonita como ‚Un lugar perfecto‘, con musica de Etienne Daho y Jean-Louis Piérot; y después una recuperación de Carmen Santonja de Vainica Doble. ‚Un poco más de amor‘ es un thema en posesión de Luz desde los años 90, que en estos tiempos de guerra tenía sentido recuperar. «Que ocurra pronto un milagro para evitar el naufragio de la humanidad», dice esta lettra, en sintonía con otros momentos del disco, como ‚Dame tu mano‘, donde habíamos oído a Luz decir que „somos dos seres buscando salida de este universo cargado de ira“, que „no hay que esperar para actuar“.
Es una pena que sea tan difícil que con sentimientos edificantes se construyan himnos imperecederos. No todos los días se puede crear un ‚Entre mis recuerdos‘. En cualquier caso, atendamos a las palabras de sabiduría entonadas con la voz rugosa de la experiencia y esa calma afilada que siempre contuvo el timbre de Luz, uno de los más característicos de la historia del pop español.