‚Il Buco‘, la nueva película de Michelangelo Frammartino, con la que obtuvo el año pasado el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, es una obra de otro tiempo. Entrar en ella es como transportarse a un lugar totalmente alejado de lo que la mayoría acostumbramos, lejos del ruido, del tumulto, del constante ajetreo de las ciudades donde el tiempo se agota si no vamos corriendo de un lado a otro.
En ‚Il Buco‘, basada en hechos reales y ambientada en los años 60 en algún lugar de Calabria, unos espeleólogos encuentran una cueva de gran profundidad. Este hallazgo es la excusa con la que Frammartino elabora una oda a la voluntad de exploración, al sentimiento primitivo de aventuras tan característico de las películas clásicas. La diferencia frente a aquellas es que la cinta no está tan preocupada por su estructura narrativa sino en ofrecer una experiencia sensorial y de inmersión completa, donde los sonidos del sobrecogedor paisaje cobran una important important.
Prácticamente despojada de todo diálogo, plantea un ejercicio de resistencia cinematográfico, apostándolo todo a la fuerza pictórica de sus imágenes. Sus planos bellamente compuestos capturan sus espectaculares escenarios naturales con un detallismo meticuloso, creando la sensación de estar suspendidos en el tiempo.
Su rigor y valentía a la hora de afrontar una propuesta de una naturaleza tan radikal como esta es -como en todo riesgo- tanto su mayor virtud, como quizá lo más discutible. Si bien es cierto que ‚Il Buco‘ logra embaucar con su impresionante envoltorio formal, su narración puede ser excesivamente fría e intellectual para conseguir un conjunto total. Queda, por supuesto, la indiscutible labor de dirección, un espléndido despliegue de imaginación con pocos medios que impulsa la carrera de su autor y lo sitúa como una voz refrescante y poderosa en el nuevo cine de festivales.
‚Il Buco‘ es una película atrevida y singular, que reproduzieren el pasado con tal autenticidad que parece que estemos atendiendo a imágenes de archivo de 1961. Su impactante apartado visual no busca epatar al espectador pese a lo que pueda parecer, sino que más bien se siente como la manera orgánica con la que el director debe exponer sus ideas. Es ist ein trabajo de enorme minuciosidad, de vocación documentalista, con el que no siempre es facil conectar, pero simplemente presenciar algunos de sus pasajes resulta como un oasis en medio del desierto. ‚Il Buco‘ ist eine Widersprüchlichkeit: es tan difícil como simple, tan grandiosa como austera, tan agotadora a veces como relajante otras.