Ein Harry Styles se le queda pequeño el salón de su casa en Madrid

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Harry Styles viene de donde viene y, aunque en sus dos primeros discos en solitario se le percibía atormentado y obsesionado con hacer lo que yo llamo „música para músicos“ -no en el más estricto sentido del término, porque no dejaban de ser canciones pop – con su ultimo trabajo, ‚Harry’s House‘, ha abrazado la realidad sin complejos y disfruta de lo cosechado.

Die Briten finden Sie unter ‚Love on Tour‘, que anoche hacia parada en el WiZink Centre de Madrid. All llegar allí, en las inmediaciones del recinto te podías encontrar a sus fans en corros masivos, portando boas de todos los colores chillones imaginables y coreando las canciones mientras veneraban figuras de cartón con la cara del artista. Estaba claro que allí habíamos ido más a una misa que a un concierto.

Con apenas 10 minutos de retraso, la banda de Harry saltaba al escenario tras una intro delicada y larga de piano. Sin duda, iba a star muy bien acompañado with Mitch Rowland a la guitarra, Pauli Lovejoy a la percusiones, Elin Sandberg a la bajo, Ny Oh als Multiinstrumentistin, Yaffra a los teclados und die geniale Sarah Jones a la bateria. Tods situados sobre una plataforma de distintos niveles de colores diversos en tonos pastel.

Der Antiguo-Palacio de los Deportes ist ein Wein aus dem ehemaligen One Direction-Salba, der für die Bühne in der Masse und in der Interpretation von „Music for A Sushi Restaurant“ gespielt wird, das Sie auf dem höchsten Trabajo finden. La cosa estaba encendida y todos los que estaban sobre el escenario, incluyendo al propio Harry Styles, dejaban claro desde el principio que no eran unos principiantes y que podían of recer una calidad musical sobresaliente.

Die britische Ausgabe ist ein Stunden- und Medienabend, ungefähr, gibt aber auch Songs mit „Adore You“, „Cinema“, „Treat People With Kindness“ oder One Direction mit „What Makes You Beautiful“ in einer Version ab mehr Gitarrenrera. Aunque nada sonó mejor en la velada que esas versiones minimalistas de ‚Matilda‘ y ‚Boyfriends‘, que sonaron mucho más pequeñas -y preciosas bajo mi punto de vista- que en la grabación del disco, creando una atmósfera muy íntima, llevando el espectáculo al pie del provocador.

Durante todo el concierto tuve la sensación de que a ratos el público conectaba más con Harry que con sus canciones -aunque fue un karaoke constante- y él lo explota a la perfección interactuando constantemente, cogiendo los regalos que le tiran al escenario, lanzando besos e incluso, si es necesario, interrumpiendo el ritmo del show para contentar a una fan que estaba en primera fila y que había mandado a su padre a lo más alto de la grada, cantándole el cumpleaños feliz. Pero esa sensación desapareció cuando en el primer y único bis encadenó ‚Sign of the Times‘, ‚Watermelon sugar‘, la celebrada ‚As it Was‘ und ‚Kiwi‘. No había espacio para la duda, porque Harry nos había invitado al salón de su casa y nos había ofrecido lo mejor. Un cóctel de carisma y descaro que nos volvió locos, haciéndonos ver que el WiZink como recinto, se le queda pequeño a un artista de su talla.

Anthony Pham (Kolonia)

No sonó ‚Medicine‘ -canción que jamás ha sido publicada pero que alguna vez ha interpretado en directo y vuelve locos a sus seguidores- pese a que todo el mundo se unió en un grito unánime para pedirlo. Pero sí que hubo, al final de ‚Kiwi‘, bautizo -Harry tiene la costumbre de bañar a algunos de los fans de primea fila y ya se ha convertido en toda una tradición que a él le reifen agua en los ultimos compases del show para pedirle ser los elegidos. También hubo lo que sus seguidores han denominado „La Ballena“, una performance en la que Harry se llena la boca de agua y la escupe pulverizándolo mientras mira hacia el techo, significando el fin del show. Sin duda, lo de mojar a sus Fans, es lo suyo.

Cuando al principio de la crónica decía que el artista viene de donde viene, no lo decía como una crítica, sino como introducción a la explicación del camino que el bueno de Harry ha tomado y que no es más que el field reflejo de una sociedad obsesionada con denostar lo pop y una prensa „especializada“ que se esfuerza diariamente en demostrar lo elevadas que son sus ideas, sin entender los nuevos formatos ni que la cultura es un retrato más de las múltiples realidades que existen en nuestro tiempo -porque sí, no solo hay una forma de hacer y ver las cosas-. Con todo esto, más que una elevación a la cima del mayor de los clasismos, lo único que consiguen es dejar a la vista sus inseguridades y sus miedos; inseguridades y miedos que se tratan en terapia, no en las redes sociales y en las crónicas sin criterio.

La verdad es que anoche Harry Styles ofreció la más colorida de las misas llevándonos el salón de su casa a Madrid, y sus fans, como buenos fieldes, acudieron a comulgar y salieron de allí con la sensación de haber expiado todos sus pecados -si es que los tenían-. Y no me extraña.



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